Audes Jiménez, coordinadora regional andina de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas y
Afrocaribeñas y de la Diáspora, expresó que en el caribe colombiano se ha reacomodado el
paramilitarismo y se está presenciando una modificación de los actores armados. En este
contexto, los líderes sociales están siendo víctimas de amenazas y asesinatos.
“Las autoridades salen a decir que el caso de María del Pilar Hurtado no tiene nada que ver
con temas de reparación ni de tierras. Es mentira. Todos los asesinatos y las amenazas que
se están produciendo en el Caribe a líderes y lideresas afro, indígenas y miembros de las
Juntas de Acción Comunal tienen como elemento fundamental el tema de la defensa de la
tierra. Otras están relacionadas con el control electoral de la región”, aseguró Jiménez.
Cabe recordar que Hurtado fue asesinada el pasado viernes 21 de junio en Tierralta,
Córdoba. A este municipio había migrado un par de años atrás después de haber trabajado como minera en el Chocó. En 2013 se había ido de su natal Puerto Tejada, Cauca, por
amenazas en su contra luego de haber denunciado casos de narcotráfico en la zona.
Francia Márquez, lideresa afrocolombiana e integrante del Consejo Nacional de Paz,
Reconciliación y Convivencia, se refirió al asesinato de María del Pilar Hurtado como una
consecuencia del racismo que sigue imperando en el país aunque hayan pasado casi tres
años desde la firma del Acuerdo de Paz.
“El racismo estructural es el que hoy permite que las mujeres sigamos siendo violentadas y
asesinadas, como pasó con la compañera María del Pilar Hurtado hace unos días. Tenemos
rabia y coraje porque no es posible que un país esté hablando de paz con un discurso vacío,
que no alcanza a mover a mucha gente que está en la ciudad y que no le tocó vivir el
conflicto armado. (…) Nosotros fuimos los que le dijimos “sí” a la paz y hemos puesto los
muertos”, apuntó Márquez.
Luz Marina Becerra, integrante de la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados
(Afrodes) enfocó su aporte en la indiferencia de las personas que, como se notó en un video
compartido en redes sociales, observaron al hijo de María del Pilar en un llanto
desconsolado.
“En Colombia, la violencia se ha naturalizado tanto que ya vemos matar a alguien y no nos
da nada. El fin de semana, cuando mataron a la compañera María del Pilar Hurtado, vimos
que el niño se retorcía frente a la impotencia y la rabia de ver cómo mataron a su madre y
no recibió un abrazo en ese momento”, apuntó Becerra.
Por su parte
Margarette May Macaulay, relatora de los derechos de las mujeres y la población
afrodescendiente en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, afirmó que:
“Nadie puede decir que llegó la paz para esta gente porque no es así. No se puede tener
paz sin justicia ni justicia sin paz. Si a alguien le da miedo salir de su casa, ¿cómo va a decir
que existe la paz en esa región? Si las personas dejan las armas pero no pueden vivir en
conjunto y trabajar unidas por un propósito, entonces no hay paz. Muchos de los líderes
que están buscando clarificar las necesidades están muriendo”.
Raza e Igualdad / Especial para El Expreso
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