En noviembre
del año anterior junto con la movilización estudiantil (por la preocupación
ante el presupuesto de las universidades públicas), y tras 11 días de bloqueos
en las vías principales en el Valle del Cauca, Cauca, Nariño y otras regiones
del país, los indígenas lograron un acuerdo con el gobierno en temas de salud,
territorio, educación, vivienda, derechos humanos; de igual forma pudieron
expresar ante el Estado, la inminente agresión en su territorio por parte de
las multinacionales y dejaron claro que las autoridades indígenas tiene toda la
independencia para que no entren concesiones petroleras en sus territorios;
esto a propósito del fracking que se quiere imponer en nuestro País.
Este año
volvieron los bloqueos y paros indígenas sobre la vía panamericana y otras vías
principales del país, debido al incumplimiento de los acuerdos pactados. De
igual forma, los indígenas han mostrado desaprobación por la importancia que le
ha dado el Estado a las cuestiones de Venezuela, la desatención que ha tenido
este hacia las problemáticas sociales y la falta de garantías para los pueblos
más vulnerados, como lo son las comunidades campesinas, afro e indígena. A esto
se le anexa el incumplimiento del acuerdo de Paz con las FARC y la falta de
capacidad negociadora con el ELN. Recordemos que estos dos grupos armados han
tenido históricamente mucha influencia en los sectores del Cauca y han afectado
de alguno u otra manera a las comunidades antes nombradas.
Estas presiones
por medio de la vía de hecho han tenido sus frutos y han logrado llamar la
atención y presionar al Estado para ser entendidos y escuchados. Como
consecuencia de esto, el Presidente después de ignorar a más de cinco mil
indígenas y campesinos que tenían todo listo para su llegada a Caldono Cauca,
por una presunta y supuesta amenaza de un atentado contra Duque, se logró
llegar a un nuevo acuerdo “responsable, cumplible, dentro de las realidades
fiscales con la minga indígena del Cauca”
como lo expresó el presidente en su twitter.
El
Estado ha querido dar un mensaje claro y contundente de que la manera de hacer
valer los derechos no es por las vías de hecho, sino que existen otras figuras
para lograrlo. En este punto debemos
pensarnos: ¿Qué
responsabilidad ha tenido el Estado para dar cumplimiento a los acuerdos
pactados con las diferentes comunidades que le han apostado a la protesta como
mecanismo de presión?,
¿Serán
viables y efectivos los mecanismos para hacer valer nuestros derechos?,
¿Estará
dispuesto el Estado a escuchar, atender y solucionar las necesidades de las
comunidades campesinas, estudiantiles, afroamericanas e indígenas?
“En este país tenemos que aprender a escucharnos y a
resolver nuestras controversias por la vía del diálogo” Líder indígena negociador.
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