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Los órganos no van al cielo

La donación de órganos y tejidos, se define como la extracción de un órgano como corazón, riñón, hígado o pulmón y tejidos como piel, huesos o células madre del cuerpo de una persona viva o que haya fallecido recientemente, con la finalidad de realizar un trasplante. 


Se hace donación de órganos de dos formas, en vida donando un riñón, una parte del hígado o médula ósea o en el momento de fallecer donando todos los órganos vitales, tejidos y huesos. Hay donantes potenciales y reales, los cuales se determinan según los requerimientos básicos del estado de los órganos, de su funcionalidad y la compatibilidad, entre otros aspectos de mayor complejidad que son evaluados por el grupo de trasplante. 

No todo donante potencial termina siendo real, dado que en el proceso de evaluación muchos son descartados, algunos por razones relacionadas con la atención previa del receptor, otros por causas propias del donante y sus antecedentes o una parte de ellos por falta de recursos médicos óptimos para realizar las extracciones de los órganos. 

En 2017 Colombia empieza a regirse por la ley 1805, donde todo mayor de 18 años es donante a menos que exprese en vida su voluntad negativa, ademas se logró afianzar la construcción del Documento Único Nacional de criterios de asignación de riñón e hígado y la ruta a seguir para la recepción de todos los demás órganos; la consolidación de las listas de espera nacionales y la unificación del Sistema de Información en línea RedDATA, que contiene la lista de espera nacional y toda la gestión del proceso de donación y trasplante, hasta los controles periódicos posteriores. 

Según el Instituto Nacional de Salud, 2.488 personas se encuentran en lista de donación; de estas 16 esperan corazón, 133 hígado, 2.316 riñón y 23 pulmón. Dar vida después de la muerte es un acto de amor y altruismo que se hace por los demás; no solo se prolonga LA EXISTENCIA, sino, que también se da al receptor la oportunidad de mejorar su calidad de vida dejando atrás dolorosos, largos, desgastantes, caros y agobiantes procedimientos y medicamentos, que afectan significativamente la vida del enfermo; además de las consecuencias psicológicas que deterioran al paciente y su familia. 

Donar es dar vida, es dejar huella al dar sin recibir; permitir al receptor continuar sus sueños o ese proyecto que quizá usted y yo hemos llevado a cabo. Quien pide una segunda oportunidad de vivir sueña con un hogar, familia, hijos, desarrollarse profesionalmente o materializar lo que ha construido en su corta o mediana existencia. En esas listas se encuentran niños que apenas comienzan su vida y que están esperando una oportunidad para crecer de una manera natural, poder desarrollarse física, mental y socialmente. 

Estos son los pequeños que no han podido jugar libres o ser solo niños. Los invito a soñar, vivir, sonreír y aprovechar cada segundo como un individuo útil, los invito a dejar huella, a dar prolongación a su existencia, a cambiar realidades, a decir sí a la donación de órganos y tejidos. El paso por la vida está marcado por nuestras acciones; debemos dejar de lado diferencias de raza, estrato socioeconómico, religión, creencias políticas, diferencias ideológicas y de género; recordando siempre que los órganos no van al cielo. 


Eliana María Orozco Posada- Enfermera profesional

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Comentarios de los usuarios

Cathe 28 de Mayo de 2019 a las 16:13:52

Muchas gracias Eliana por tus palabras. Nos pones a reflexionar sobre esa gran oportunidad que Dios nos da. La donación de órganos debería ser parte fundamental de nuestra existencia.

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