Porque fue, y seguirá siendo mejor que eso, mi buen y maravilloso padre, un hombre apacible, inteligente, trabajador incansable, al que nunca le escuché una queja, a pesar de haber comenzado aún siendo niño, con responsabilidades de un adulto; hoy le agradezco, pues tengo la plena certeza que sacrificó muchos de sus sueños y algunas metas, por brindarme todo lo que yo necesitaba, siempre estuvo ahí, haciendo parte de mi familia, guiándome por un buen camino, equivocándose como todo ser humano, pero con una gran virtud, la Paciencia, la que nunca he visto deteriorarse, y que pese a todas las inconveniencias de la vida, sigue impresa en él. 

No recuerdo el momento en que me enseñó a diferenciar entre lo que era correcto e incorrecto, pero con su buen ejemplo me lo dijo todo. Estoy segura, que como mi padre hay muchos, de los que no abandonan a sus hijos, los que persisten, los que nos acompañan en los buenos y malos momentos de nuestra vida, los que se equivocan pero aprenden de sus errores, los que gritan, los que callan, los que perdonan, los que no, los que aman con ímpetu, o simplemente se dejan querer, en fin, son tantos y tan diferentes todos en su forma de ser, pensar y actuar, pero con una particularidad, y es que son parte fundamental sobre la cual se sustenta la familia. 

Quiero felicitar a todos los que ya son padres, a los que están próximos a experimentar esta nueva y extraordinaria aventura, feliz día y un merecido reconocimiento, pues sin duda alguna, la mejor herencia que deja un padre a sus hijos es el ¨AMOR¨