La violencia contra las mujeres en Colombia, tuvo un aumento en general durante el último año, según un reciente informe del Instituto Nacional de Medicina Legal que lleva el registro de todo tipo de violencia en el país. 

Los delitos que más se registraron entre el 2017 y 2018 fueron la violencia de pareja, y la violencia interpersonal, siendo las victimas mujeres con edades que oscilan entre los 20 y 34 años, en cuanto a homicidios, que son la mayor expresión de violencia, el Instituto Nacional de Medicina Legal también reportó que entre el mes de enero y septiembre de 2018 fueron asesinadas en el país 722 mujeres, ello indica que en promedio cada dos días se registran cinco homicidios, en cuanto al año 2019 en los dos primeros meses se registraron 138 casos, una cifra menor respecto a la del mismo periodo de 2018; esto apenas, por nombrar algunas cifras de los muchos otros casos, de agresión y maltrato que aún siguen siendo de gran preocupación para la sociedad. 

Podemos seguir escribiendo y llenando páginas diariamente, de artículos relacionados con estadísticas sobre cualquier tipo de violencia, escuchando todos los días en los noticieros denuncias de mujeres maltratadas, mientras cada uno de nosotros no veamos la importancia de analizar la raíz de esta problemática desde un punto de vista social y educativo. 

Es un reto de todos buscar soluciones hacía un futuro más inmediato, con miras a lograr trascender las estadísticas, a lo mejor si empezamos desde nuestra casa, formando a nuestros hijos con valores morales, con normas, que sirvan de guía a la orientación de una buena conducta que les permita relacionarse sanamente en sociedad, y que esta educación se complemente en las escuelas, colegios y universidades, quizás si les enseñamos a ser buenas personas, a respetar y a aceptar que todos somos diferentes, a entender que cada ser humano es valioso, no importa si es hombre o mujer, esto no debe ponernos en ventaja o desventaja, todos tenemos el derecho a la vida, a pensar, sentir y actuar de manera distinta, si entendemos que la igualdad de género no es más que el respeto hacía el otro y que la violencia es un acto de intolerancia que rebasa los límites del amor hacía nuestro prójimo, tal vez demos un paso acertado, para un nuevo y mejor panorama.