Es inquieto, no hace caso, le digo mil veces que recoja el plato donde come, en lo posible que lo lave, que no sorba con la cuchara porque suena horrible, pero también porque se puede ahogar. Es terrible, quiere ver televisión todo el día y estar acostado, casi no le gusta salir con nosotros, prefiere el dulce a la comida de sal y siempre hay que retenerlo para compartir con nosotros porque si no, se va a ver una película que está buenísima. Además, hay que regañarlo porque hace comentarios o no saluda las visitas, porque no quiere bañarse, cambiarse o no le gusta buscar la ropa que va a ponerse. 

A la mujer le decimos Pacha. Más independiente que Lucho, pero aún más rebelde. No se deja ayudar, mantiene pendiente de todo, lleva animales a la casa todo el tiempo y últimamente anda con una compulsión por que se le compren muebles y anaqueles. También peleamos con ella por la forma de vestir, por su adicción al celular y esos juegos; como si no fuera suficiente, hace poco nos llegó a la casa ¡con un tatuaje! No quiso decirnos nada y se lo escondía todo el tiempo, solo que notamos que cojeaba y le revisamos el empeine. Ahí estaba: una mariposa con unas flores o algo así. 

En lo personal, no sé qué hacer con ambos, aparte de quererlos y respirar profundo. No he tenido mayor problema con la perdida de independencia y esas preguntas de a qué hora voy a llegar o por qué los voy a dejar solos, como si no hubiera nadie más que esté pendiente de ellos. A veces me llaman y me preguntan qué les voy a llevar, que les lleve algo rico, que tienen hambre, que no han querido comer nada en el día… malcriados que son. Pero cómo dice uno que no, si al verles cuando uno les trae algo los ojos brillan. Uno los quiere así sea tan difícil hablar con ellos a veces por la televisión o el celular. Así griten como locos o me saquen la rabia con alguna opinión desencaminada. Así me digan que lo que sucede es que estoy muy viejo y amargado por dentro y que por eso no soporto nada, ni el ruido ni la luz. 

Siempre he sabido y también me han dicho que no tenga hijos, que no sirvo para eso, y así lo pienso. Tener hijos es una elección que está totalmente descartada hasta el momento. Pero nadie me pidió mi opinión para ser hijo, no escogí serlo ni los papás que me dieron. He sido rotundamente feliz con ellos. Ahora me siento en una etapa de la que poco se habla y poca información hay. Ese momento en que nuestros padres se vuelven un poco nuestros hijos y ya es uno quien llama para preguntar si llegaron, qué quieren comer, por qué no se tomaron tal remedio… 

Ayer, mientras ayudaba a Lucho a caminar, pensaba en todo eso… 

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