Grandes han sido las preocupaciones de las sociedades alrededor del mundo los últimos
100 años, dentro del amplio debate sobre el final de la vida en nuestro planeta, algunas
rozaron el absurdo, por ser conspiraciones que, solo han buscado generar pánico e histeria
colectiva.
Así pues, se ha hablado de una inminente guerra nuclear, combates en todos los rincones
del mundo, por poder político, control de recursos, posiciones geoestratégicas; entre otras.
La situación se ha convertido en un drama tan increíble, que, incluso, existe el “reloj del
apocalipsis”, que solo aparece a 90 segundos de llegar a medianoche,
como para aumentar
el morbo más que por generar conciencia.
Como si fuera poco, hay movimientos y personalidades con una actitud (increíblemente)
negacionista frente al cambio climático (quizá por defender poderosos intereses, quizá por
ignorancia y nula capacidad de observación); lo que ha retrasado la posible implementación
de acuerdos entre los estados del mundo como bien pueden ser:
Convenio de Rotterdam,
Convenio de Estocolmo; Tratado de Cooperación Amazónica (TCA); Convención
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC)
. Por mencionar
algunos.
Las razones bien se conocen a esta altura de la historia, la sobrepoblación solo ha acelerado
el proceso iniciado por la revolución industrial y la utilización de combustibles fósiles, pues
gracias a estos (en gran medida), la vida en sociedad se transformó.
Ahora mismo, somos una sociedad hiperconsumista, que reconoce el precio de las cosas,
pero no sabe el valor de nada, distraídos e inmersos en nuestra vida, autómatas, egoístas;
egocéntricos y hasta narcisistas, donde nuestro bienestar y buen vivir puede incluso
provocar que lleguemos a transgredir los derechos más básicos de nuestros congéneres, con
una “justificación”, que al final solo demuestra nuestra falta de ética y capacidad de vivir en
sociedad.
Ahora bien, las más de 400 hectáreas que se perdieron en los cerros y paramos del país es
solo la muestra en pequeña escala del futuro infernal que nos puede esperar; lo importante
de esto es resaltar la actitud de empresas como Interrapidisimo, con un verdadero sentido
ambiental, promoviendo campañas, para recuperar estas zonas que vivieron las
consecuencias de nuestra inconciencia para con el medioambiente. Vivimos un momento
crucial en la historia, que, si bien, hace falta voluntad política, aún estamos con algo de
tiempo para revertir una situación indeseada y fatídica.
Al menos, eso es lo que tratan de decir las autoridades del tema, y las personas que ejercen
una influencia real en un gran sector de la población, (incluidos los grandes actores de
Hollywood) tratando y sirviendo como voceros en esta lucha por cambiar nuestros estilos y
maneras, buscando generar al menos, un mínimo de conciencia por nuestro impacto
ambiental.
Es imposible, si quiera pensar en un escenario diferente al catastrófico, a pesar de la
esperanza, pues a esta altura raya en utopía imaginar una sociedad autosostenible con
nuestra gran cantidad de agentes contaminantes circulando y siendo desperdiciados a
medida que se avanzan por estas líneas. El tiempo terminará por darle la razón a aquellos
que se atrevieron a alzar la voz y hacer el llamado a la acción y ese quizá no sea ni su único
consuelo, maravilloso seria, poder encontrar un evento o una jugada maestra que cambie